La Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible es un plan de acción a escala global acordado por unanimidad por los países que conforman la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la finalidad de luchar contra los grandes desafíos a los que nos enfrentamos, como son la igualdad entre personas, proteger el planeta y asegurar prosperidad. Dentro de los objetivos de desarrollo sostenible que se plantean en esta agenda, se encuentra el ODS 4, “Educación de calidad”, que consiste en “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.
Uno de los objetivos para la mejora del sistema educativo es aumentar el porcentaje de graduados en ciencias, matemáticas y tecnología (lo que denominamos STEM), con el fin de incrementar la investigación científica y la participación en el desarrollo económico. A la vez, se pretende aumentar la participación femenina en estos estudios y en el número de graduados en estas materias para equilibrar la proporción relativa entre sexos.
Según los datos del informe "Mujeres y hombres en España 2020" del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el curso 2018-2019, el porcentaje de mujeres matriculadas en estudios universitarios relacionados con STEM en España fue del 28,8%. Esta desigualdad de género en el porcentaje de mujeres que acceden a estudios del entorno científico-tecnológico supone un grave problema no sólo para alcanzar la garantía de igualdad de oportunidades para toda la ciudadanía, sino también para el propio desarrollo económico de nuestro país.
Centrándonos en términos de contribución a la sociedad, la investigación y el desarrollo en STEM han llevado a importantes avances en la medicina, la tecnología, la energía y otros campos. Con un porcentaje superior de mujeres involucradas en el sector, se pueden generar nuevas perspectivas y soluciones para resolver problemas importantes que afectan a la sociedad. Si hay menos mujeres que estudian y trabajan en STEM, esto puede llevar a una falta de representación en la industria y a la perpetuación de estereotipos de género, y también puede limitar la diversidad de perspectivas y soluciones en estas áreas.
Las barreras de género que provocan a un porcentaje menor de presencia de las mujeres en sectores científicos y tecnológicos, suponen una importante pérdida potencial de talento y habilidades, que podrían contribuir al avance y la innovación en estos campos. Las mujeres que no tienen acceso a carreras en STEM, pueden estar perdiendo además oportunidades de ocupar empleos altamente cualificados, y posiciones de liderazgo en la industria.
No olvidemos tampoco el empoderamiento económico: Las mujeres que estudian STEM pueden tener mejores oportunidades económicas y financieras, lo que puede ayudar a mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Y de nuevo, la falta de mujeres en estas áreas puede contribuir a una brecha salarial de género.
El acceso de las mujeres a los estudios y profesiones STEM es crucial, por lo tanto, para el desarrollo de los países y para lograr una igualdad real en nuestra sociedad. Fomentar la participación de las mujeres en estas disciplinas no solo mejorará la diversidad y la representación, sino que también abrirá nuevas oportunidades económicas y mejorará la calidad y relevancia de los resultados.
